5.13.2012

Teletransportación

Coges el móvil y pones la música a todo volumen; reproduces todas las canciones en aleatorio, dejando que el destino te sorprenda. Y lo hace.

Comienzan a sonar los primeros acordes a la guitarra, y en el segundo que tardas en reconocer la canción, ya te ha absorbido. Has retrocedido dos meses enteros, y ya no estás en tu casa. Te encuentras a su lado, entre sus brazos, absorbiendo su presencia con todo tu ser. Estáis recostados en la hierba, su espalda contra un árbol, tu cabeza contra sus brazos. No te importa el viento que sabes que luego te pasará factura, no te importa la posibilidad de que alguna hormiga escale por tu camiseta; sólo te importa él.

La canción llega al estribillo y te resbala una lágrima. Puedes sentirlo todo como si estuvieses allí; cada palabra, cada caricia, cada centímetro que sus dedos recorren por tu cara y tu cuello suavemente, acunándote. Recuerdas todas las peleas anteriores, todos los momentos, todos los gritos, todos los lamentos; pero ahora, mientras toca el puente, te quedas con ése. Te imaginas a tu amiga poniendo la canción para picarte y que te pongas sentimental, y se te escapa una carcajada; no importa lo que haya pasado, cada vez que suene esa canción, el mundo volverá a estar bien.

La canción llega a su fin y comienza una nueva. El momento ya se ha ido, y vuelves a estar en tu casa, pero mientras te imaginas a la cantante dando sacudidas de cabeza, una parte de ti sigue flotando en esos días pasados, completamente en paz.

Ahora esperarás a que el destino vuelva a reproducir la canción, y comience la teletransportación.


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-C.