5.15.2013

Confesiones

La literatura es muy bonita; los que saben controlarla pueden doblar la realidad a su antojo, dar impresiones, crear falsas esperanzas o decirlo todo sin realmente decir nada. La literatura está muy bien para darle vueltas a un asunto y no hacer absolutamente nada al respecto. Pero a veces hay que dejarse de metáforas y hablar claro.

A veces, hay que reunir el valor para decir: "No" cuando te preguntan si estás bien. O para decir: "Tengo miedo", o "Te quiero", o "Lo siento", o "Gracias". A veces hay que hacer de tripas corazón y enfrentarse a los problemas, no sólo hacer de ellos una entrada, una historia, un poema, un libro; eso está bien, pero no es suficiente. Dicen que los artistas tienen el mayor don de todos, pero yo creo que no es así; el mayor don, la cualidad que realmente nos pone a las personas en el podio, es el valor. El valor de seguir adelante, de pedir ayuda, de abrir nuestro corazón a alguien. La auténtica virtud está en dar sin pedir nada a cambio. La literatura es un arte oscuro, engañoso, un espejo de la realidad perdido entre las sombras. Y, como dijo un grande, "No hay palabras mal dichas, sino mal interpretadas". Con eso en mente, ¿quién se atreve a coger la mano de alguien que no sabes si te la está pidiendo?

Por eso, llega un momento en la vida de papel de un escritor en el que no puede seguir diciendo las cosas a medias, llamando a lágrimas, cataratas, a recuerdos, monstruos, a lo blanco, negro. Llega un momento en la vida en la que el escritor tiene que dejar la pluma y confesar; desenmascarar las metáforas de sus memorias, revelar secretos ocultos, dar las gracias y pedir perdón, suplicar por la absolución de su alma de mentiroso. Y las confesiones tienen que hacerse de manera clara; hay que llamar a las cosas por su nombre, decir textualmente las palabras que has dejado escondidas entre las líneas de la interpretación. Tarde o temprano, la vida sale al encuentro, y, tarde o temprano, llega el día en el que las impresiones toman nombres propios.

Pero hoy no será ese día.

2 comentarios:

  1. Solo puedo decir una cosa: completamente de acuerdo, aunque también creo que hay que tener valor para plasmar tus sentimientos, aunque sean en forma de metáfora, y dejar que otros los lean, que los sientan, abrir tu corazón a otros aunque conlleve una pena aún mayor.

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    1. Por supuesto, pero eso ya lo hago; a lo que me refería era que para desencadenar un cambio (no sólo informar a la gente de lo que te pasa), a veces hay que dejarse de florituras y decir las cosas como son.
      ¡Gracias por comentar!

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