Es curioso cómo los seres humanos simplificamos las cosas; si estamos a sábado, ya ha pasado una semana, si son menos diez, ya es la hora, y si sobrevives veintiocho días, ha pasado un mes.
En un mes ocurren muchas cosas. Se tiembla, se grita, se llora, se tiene pesadillas. Se sonríe, se perdona, se ríe, se es feliz, se olvida, se ama. Tú has pasado por todo eso y más; pero tú no eres como los demás, ¿cierto? Tú tienes un problema que te diferencia del resto, que te aparta, que te fisura. Te hace extraña, lo tomen en el buen sentido o en el malo; eso no importa, porque lo que los demás piensen no hace mella con lo que vas a pensar tú.
Hay opiniones que te marcan más que otras, pero no importa cuáles sean sus palabras, porque al final tú siempre vas a pensar lo mismo; que no importa cómo o cuándo hagas las cosas, nada va a salir bien. Todo es demasiado complicado, eres demasiado pequeña, te crees demasiado lista..., en resumen, todo es demasiado. Estás esperando a que la viga central se rompa y te aplaste de una vez por todas; vives con miedo, con rabia, con angustia. Porque sabes que algún día tiene que pasar.
Puede que ocurra mientras te están contando un chiste y se te saltan las lágrimas de la risa, o mientras comes palomitas de microondas sentada en el sofá, o mientras en la cama te acurrucas lo más que puedes contra la pared. Sea cuando o donde sea, ocurrirá. Así que estás alerta hasta cuando te arropan los mejores escudos: los amigos. Vas pensando que a la gente no le importas, pero una parte enterrada en tu cerebro intenta convencerte de que sí les importas. No son muchos, pero son tan grandes que valen más que el resto. Te intentan proteger entre sus brazos y tú te niegas a ello. Te hacen sonreír mientras ocultas tus lágrimas. Te hacen sentir segura cuando te mueres de miedo.
Los seres humanos simplificamos las cosas, pero tú complicas las más simples. Así que no importa cómo haya transcurrido este mes, porque ahora que se ha acabado vuelves a estar como antes. Muerta de miedo.
Pero hay algo que sí han cambiado estos veintiocho días. Algo de muy adentro.
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