8.03.2012

Hipócrita por orgullo

Ahora que todo se ha acabado, tendrás que empezar a jugar al juego del orgullo. Harás como que todo te va estupendamente, que la vida te sonríe, que eres capaz de reír de nuevo, que el pasado sólo es una pequeña e inofensiva cicatriz en tu costado. De nuevo, te encerrarás detrás de tu propia muralla y no dejarás que nadie la traspase. Ellos verán lo que tú quieras que vean.

Y mientras tanto, le espiarás desde las sombras, preguntarás a vuestros amigos qué tal le va, si sigue hablando de ti, si te añora tanto como tú a él. Soñarás con sus abrazos, sus caricias, sus dedos entrelazados con los tuyos; seguirás pensando en él cuando te aburras y estés intentando estudiar, cuando te pongas a leer, o abras el cajón de la mesilla y su perfume invada tus fosas nasales. Harás todo eso y más, detrás de tu muralla de piedra helada. Desde fuera, lo habrás superado. Dentro, nada habrá cambiado, y seguirás despertándote en medio de la noche con los ojos mojados y las pestañas pegadas entre sí, llena de sudor en pleno invierno y muerta de frío en verano.

Pero no importa, porque desde fuera, tú eres mucho más fuerte que eso; y de todas formas, nadie se parará a analizar si estás bien o no. Pasarán de largo, como de costumbre, o te preguntarán por cortesía y tú contestarás "Bien" seguido de algún icono sonriente.

Una vez te llamaron hipócrita, y fue una de las cosas que más te dolieron de todas las que te han llamado. Se supone que tú luchas contra la hipocresía, pero ahora te estás uniendo al lado oscuro. Por aparentar algo que no tienes, hasta que el tiempo aplaste los recuerdos y seas capaz de dejar de hacerte daño a ti misma. Hasta entonces, dejarás que el dolor se apodere de tu esencia y la haga suya.

Serás hipócrita por orgullo.


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