Echa el freno, transeúnte,
se te olvidó mirar atrás,
andas rápido y sin tomar apunte,
e ignoraste la mitad.
Mirabas hacia el suelo,
y no viste el cielo clarear,
miraste con los ojos,
y no dejaste a tu alma entrar.
Cumpliste muchos sueños,
dejando los de otros atrás,
mientras tú comprabas oro,
los hambrientos pedían pan.
Has visto las maravillas del pasado,
las que nunca se dejarán de aclamar,
sin embargo has pecado,
pues las injusticias siguen a la par.
Vas por tu camino
y sólo ves eso que quieres,
lo sé, es tedioso y repetitivo,
pero estás ciego, a mi parecer.
Dime, transeúnte,
¿estás orgulloso de lo que viste?
¿eres feliz con lo que viviste?
¿o a pesar del oro te hallas triste?
Echa el freno, transeúnte,
te lo has dejado todo atrás,
corre a devolver el oro,
y ve a dar al pobre pan.
Y cuando la vida te pregunte
si has sido feliz, transeúnte,
di que has ayudado,
es mejor que caminar cegado.
Echa el freno, transeúnte,
vuélvete para ayudar.
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Gracias por dedicar tu tiempo en dejarme un mensaje, querido transeúnte.
Atte:
-C.