4.29.2012

Desbocarse

Que tú estés tan tranquila y venga Él a molestarte otra vez puede contigo. ¿Qué quiere ahora? Estabas consiguiendo olvidarle, distrayéndote un poco, pasando el día como cualquier otro. Y ¡bam! Ahí esta Él intentando hacer contacto. A cada paso que das en la otra dirección hay una intervención suya.
¡Que me dejes en paz!, gritas a la pantalla del ordenador; por supuesto, no contesta.
Apagas el ordenador echa una furia y te pones a mascullar por lo bajo, notando como la adrenalina estalla por tus venas y la furia te inunda por completo. Estás dando vueltas a la habitación intentando calmarte, pero es imposible, hay demasiada energía intentando salir. Echas un vistazo y ves un marco. Sin pensarlo dos veces lo coges.
Y lo estampas contra la pared.
Coges un zapato y lo lanzas; una botella, un libro, un cajón, un joyero, un muñeco, un estuche. Lo lanzas todo. Y gritas. Gritas con toda la fuerza de tus pulmones mientras ves tus pertenencias estallar en pedazos y tu corazón desangrarse. Sólo querías estar tranquila y olvidarle.
La energía abandona tu cuerpo y al igual que una pila sin batería, te dejas caer en el suelo, jadeando. Contemplas lo que queda de tu cuarto. No hay gran cosa en pie. Te has desbocado rompiendo todo lo que tienes. Estas agotada y te quedas dormida en un rincón, la cabeza encima de las rodillas.
Al rato te despiertas; todo está intacto. Ha sido un sueño.
Entonces ves un cristal roto en el suelo y una foto hecha pedazos.

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