...no es real, no es real, no es real, no es real, no es real, no es real... ¡No es real!
Pero lo es, y lo sabes. Llevas media hora dando vueltas por la habitación con el móvil en la mano, y cada "Tweet" nuevo que lees te hace apretar más los puños. <<Lo siento>> <<Aún no sé qué ha pasado>> <<Estoy harto de cargar con la culpa>>.
...no es real, no es real, no es real, no es real, no es real, no es real...
Pruebas a sentarte, pero en cuanto lo haces tu pierna se dispara y se pone a botar; se te clavan las uñas en las palmas de las manos y sientes como el dolor ahoga tus ganas de llorar. Así que vuelves a ponerte de pie y continuas con tu paseo circular.
...no es real, no es real, no es real, no es real, no es real, no es real...
Pasa una hora, pero los mensajes no dejan de aparecer y tú no sabes por qué sigues leyéndolos, pero lo haces. Te has quedado sin fuerza en las manos de tanto apretar, así que cierras los ojos con fuerza y notas como todo tu cuerpo tiembla. Sientes una lágrima caliente bajando por tu mejilla, y seguidamente otra.
...no es real, no es real, no es real, no es real, no es real, no es real...
Hora y media, y todo te da absolutamente igual; estás empapada en lágrimas, echa añicos, acurrucada en una esquina de la cama con la manta a tus pies. No te queda nada; no sientes nada, y a la vez lo sientes todo.
Así que gritas. Olvidándote de todo y de todos. Notando como tu cuerpo se tensa con cada desgarro de tu garganta. Gritas hasta que las fuerzas te abandonan y, por fin, te quedas dormida.
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