4.30.2012

Pesadillas

Corres; corres a toda velocidad pero no te mueves, y la bestia te está alcanzando. El callejón está oscuro y la única luz que te guía es la de la luna y la de las farolas de la calle principal; si llegas allí, estarás segura; pero sigues sin moverte. Gritas; gritas con todas tus fuerzas, pero no emites ningún sonido.
Agotada, te das por vencida, y te deslizas hasta el suelo, apoyándote en la pared. Tu respiración es tan densa que se puede ver en el aire nocturno, y la temperatura ha bajado hasta que los huesos te duelen. Alzas la vista y ves a la bestia acercarse a ti, sonriendo maliciosamente, con paso tranquilo. Sabe que te tiene atrapada; que te ha dado donde más duele.
Los segundos se hacen eternos; <<Llévame ya, hazlo rápido>>, suplicas; por supuesto, de tu boca no sale ningún sonido. La bestia está a tres metros de ti. Ralentiza el paso. Empieza a reírse, pero no de la situación, no, de ti. Tampoco te extraña mucho, la verdad, eres todo un espectáculo. Llega hasta tu altura y se alza sobre ti, a escasos veinte centímetros. De pie parece más enorme todavía. Cuando te ve la cara frunce el ceño. No estás llorando. Y es que, a pesar de saber que ha llegado tu hora, que te va a descuartizar, a torturar, no piensas derramar una sola lágrima. No vas a darle esa satisfacción.
La bestia te hace alzar la cara y mirarle a los ojos. Y esta vez, sí que se oyen tus gritos.

Te despiertas empapada en sudor, con las mantas echas un desastre y la almohada en el suelo. Estás temblando; parecía tan real... Todo está oscuro, así que enciendes la luz, pero una de las bombillas se ha fundido, así que sólo se hace la penumbra. Todos y cada uno de tus músculos están agarrotados, así que te estiras como puedes para desentumecerte.
¿Qué hora puede ser? Coges el móvil, pero las manos todavía te tiemblan y se cae dentro del cajón, que no recuerdas haber dejado abierto. Maldices por lo bajo y metes la mano, rebuscando. Lo encuentras, y al sacarlo, la pesadilla vuelve. Entre tus manos, está la bestia, sonriendo, casi posando.
Lanzas la foto contra la pared y gritas, gritas con todas tus fuerzas.

Te despiertas empapada en sudor. Sólo ha sido una pesadilla.


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