4.28.2012

A solas contigo misma

Terminas de peinarte, coges las llaves, el bolso y te vas. En la puerta te esperan tus amigos; os ponéis a hablar y el tiempo se vuelve un concepto inmortal. Llegas al cine y te encuentras con tu otro amigo; empiezan las risas, las bromas, la diversión. No sabes qué hora es; no te preocupa. Todos tus problemas son inexistentes.

Rebuscas en el bolso y echas mano de las llaves; entras, te quitas el abrigo y te sientas en la cama. Estás sola. Según te descalzas el tiempo vuelve a ser tangible, y la realidad regresa a ti, y para cuando te estás poniendo el pijama, ya has tocado fondo. Sientes el alma en carne viva, tu corazón sangrando y tu cerebro torturándote con lo que sabes que no puedes olvidar, aunque quieras. La sonrisa que has llevado dibujada toda la tarde ya se ha borrado, los hombros se te han hundido, la cabeza se ha agachado.

Te has quedado sola contigo misma, y no hay nada más peligroso.

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