Al cabo de un rato perdida en tus pensamientos, con la lluvia de fondo, regresas a la realidad; la lluvia está aminorando, y las nubes se están volviendo plateadas, dejando pasar algo más de luz. Vas a la cocina y te preparas otra taza de té. La lluvia ahora es menos intensa, pero sigue cayendo como una cortina, fina y delicada, así que te vuelves a colocar en la ventana y te pierdes de nuevo en su monotonía.
Un tiempo después, la lluvia ha cesado, y las nubes se están abriendo, dejando paso a los claros. Saliendo de su escondite, el sol se deja caer sobre la calle, bañándolo todo con su calor. Ajustas la visión para poder seguir mirando al cielo; ya no llueve, ahora son todo nubes y claros, pero sigues mirando.
Muchos dirían que es un aburrimiento, o una pérdida de tiempo, pero a ti no te lo parece. Es como observar la vida a cámara rápida.
Porque, ¿qué es la vida sino nubes y claros?
No hay nada como un hermoso cielo encapotado y el acogedor tintineo de las gotas de lluvia golpeando contra el cristal...
ResponderEliminarParece que mi mensaje ha sido transimido. Gracias, Ashitaka, seas quien seas; espero que te guste mi Blog.
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