[Julieta]
Todo me da vueltas, y me agarro al quicio de la puerta para no caerme. El olor, la foto, la chaqueta, los recuerdos... Todo se agolpa ante mí y siento náuseas.
La habitación huele a mi perfume.
Hay una foto nuestra (que pensé que había desaparecido de la faz de la Tierra) besándonos en la mesilla de noche.
La chaqueta de cuero que le regalé en su cumpleaños (y que obviamente le queda pequeña), está colgada en un perchero a mi izquierda.
Han pasado años... Y sin embargo, ésa última noche, los gritos, las lágrimas, los recuerdos... Todo me ataca de golpe. Y ahora lo recuerdo todo.
Recuerdo por qué no soy capaz de pensar con claridad cuando estoy cerca suyo. Recuerdo todas y cada una de las discusiones que tuvimos. Recuerdo cómo, a pesar de estar juntos, yo perdí las ganas de vivir y me dediqué a vagar por los días como un muerto viviente. Lo recuerdo todo. Recuerdo por qué me fui.
-¿E-estás bien? -tartamudea, alterado.
Consigo mantenerme consciente y le miro a los ojos. Niego con la cabeza, más para mí misma que para él. Agacha la cabeza y frunce los labios (tal y como solía hacerlo), aunque levanta la vista al cabo de unos segundos. Alarga la mano para darme un abrazo pero yo doy un paso atrás.
-No -respondo-. No.
-Por favor... -suplica. El dolor me martillea en los oídos.
Ya he llegado a la puerta. Me giro una última vez e intento quedarme con los buenos recuerdos que me trae su esencia, pero, como todos ellos, sólo consigo tener un sabor amargo de boca.
Las fotos antiguas capturan momentos pasados. Momentos que se fueron, momentos que no se pueden volver a recuperar. Yo he intentado volver al pasado, pero, como las fotos antiguas, sé que lo que tuvimos entonces no volverá nunca.
Y mientras conduzco en silencio con los ojos empañados en lágrimas, sé que así quiero que sea.
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