Eric tiene un aire raro hoy; está tenso, a la vez triste, preocupado, con el ceño muy fruncido. Me pregunto si le habrá pasado algo. Me lleva hasta el parque y nos sentamos en lo alto de una colina. Estoy empezando a preocuparme, está evitando mi mirada. Me acerco más a él y le tomo de la mano, rodeándole el brazo. Él se tensa todavía más, y suspira, algo tembloroso.
-Tenemos que hablar.
No acaba de decir eso. No, no, no, no, no, no, no. Por favor, no. Bajo la mirada y me muerdo el labio inferior mientras una lágrima escapa de mis ojos, cayendo en la hierba. Se acabó. Las manos me tiemblan y él intenta suavizarlo, tranquilizarme, pero cuando deja de importarme la compostura, las lágrimas empiezan a caer, y no pararán. Sé que no es justo para él, obviamente no está disfrutando con esto, pero no puedo evitarlo. Me lo quito de encima cada vez que intenta abrazarme, o pasarme el brazo por los hombros, y al final consigo que se vaya. Vuelvo a casa completamente sola. Intentando sentir algo más allá del dolor que me nubla la mente.
Estoy hechizada; pensé que había conseguido descifrar a Eric. Sabía que estábamos sobre la cuerda floja, pero no pensé que viviría para vernos caer. Se está haciendo oscuro, la ciudad se va quedando en silencio, y ya no sé en qué o quién confiar. Algo ha ido totalmente mal, se ha torcido; Eric era todo lo que yo quiero. Cada paso que se ha alejado de mí me ha dejado sin respiración; algo ha hecho que sus ojos se volvieran fríos, y que viera todo esto como un error. Me he quedado ahí de pie, viendo cómo se marchaba; de todo lo que tenemos, de mí, y aún así yo sigo manteniendo todo lo que dije. Algo se ha torcido por completo, yo sólo le quería a él, y ahora hay me estoy sujetando a la nada, como si estuviese hechizada.
No puede haberse ido, no puede; por favor, no me dejes así, pensé que había logrado descifrarte. Al parecer, no. Porque estábamos viviendo en una cuerda floja, y yo nunca pensé que se fuera a romper. Pero lo ha hecho.