Necesitas estar libre de verdad, poder quedar espontáneamente y salir todos los días o no salir para nada. Quieres que el calendario desaparezca de tu cabeza y que cuando te pregunten qué día es tengas que coger el móvil para contestar; que las horas se hagan etéreas y sigas la rutina que te de la naturaleza, sin horarios ni obligaciones. Quieres pasarte horas y horas escribiendo, o viendo películas, o leyendo, o haciendo absolutamente nada. Sólo quieres que llegue ya.
Porque aunque sólo queda la recta final y ya lo tienes casi todo asegurado, aún no se ha acabado, y tienes que seguir trabajando. Pero el cuerpo te pide un descanso, y te lo pide ya. Así que, justo en medio de la cuenta atrás, justo en la última vuelta, donde tienes que dar el sprint final..., te vas a tomar el día libre. No vas a hacer absolutamente nada. Puede que te tires al sofá a ver una película mala, o que te eches una siesta interminable. A lo mejor escucharás música hasta que se haga de noche, o quizá empieces algún libro.
Sea lo que sea, hoy no tienes ganas de hacer absolutamente nada.
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