A veces pienso que todos tienen un problema, pero que nadie quiere arreglarlo; bajando por una calle, un hombre en sus cuarenta y tantos me ha gritado <<Olvídalo chico, no vais a conseguirlo jamás>>. Sin embargo, yo sé que vamos a sobrevivir; juntos. <<Cierra los ojos y no me dejes marchar>> le susurro al oído a la vez que le seco una lágrima que resbala por su mejilla. La tomo la mano y se la aprieto con fuerza; no vamos a pensar en el mañana. Podemos encontrar un lugar a donde ir, donde sea, porque sé que nuestros corazones están unidos para siempre, y que nuestro amor no morirá. La tomaré de la mano esta noche, aunque sea la última vez.
Varias horas entrada la madrugada el estruendo se ha calmado; la ciudad duerme, mientras nosotros estamos perdidos en el momento. La he robado un par de besos, breves, dulces, maravillosos; si el mundo exterior pudiera vernos nos llamarían locos, pero ellos no lo entienden. Como una lluvia silenciosa, pequeñas y saladas lágrimas caen por sus mejillas de vez en cuando, y a mí se me parte el corazón, pero cuando la miro a la cara recupero las fuerzas para seguir. Podría sacarme de una cueva con su luz; puede llevarme a casa.
La tomo de la mano como si fuera la última vez, y cierro los ojos; encontraremos algún lugar para ir, lo sé, podemos conseguirlo. Pero en eso ya pensaremos mañana, ahora sólo estamos nosotros, los escombros y el rumor lejano de la guerra. Aprieta mi mano y se acerca más a mí. Vamos a conseguirlo.
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