Cada célula que empleas en hacer algo se queja, porque nada parece dar resultado. Nunca es suficiente, siempre puedes dar más, siempre tienes que dar más; siempre habrá alguien que apunte más alto, alguien que juegue más fuerte, alguien que lo haga mejor. Siempre quedarás segunda. Podrías dedicarte al 100% en hacer una sola cosa, pero sabes que no puedes. Quieres hacerlo todo, conseguirlo todo, probarlo todo; a lo mejor ese es tu problema.
Hoy es uno de esos días en los que te quieres bajar del mundo. Ves el telediario y sólo dan noticias de cómo vamos de mal en peor, que la gente sigue muriendo mientras tú comes un pedazo de pan mojado en yema de huevo, que la economía se va por el abrevadero, que hay un caso de corrupción detrás de otro. Y piensas <<Que asco me da el dinero>>. Que la gente sólo se mueva por el asqueroso dinero. Tener más y más, de la forma que sea, restregárselo al resto del mundo, que calculen cada paso en torno a un repugnante billete de papel. Repugnante.
Te sigues queriendo bajar del mundo cuando ves que la sociedad también te da asco. Faltas de respeto por todas partes, desprecios a superiores, ninguna propuesta para arreglar las cosas... Todo hipocresía. Te preguntas cuánta gente quedará que no se atreve a contestar a sus superiores, que está dispuesta a admitir que no se puede sacar un buque a flote solos, que hace falta ayuda; gente que piense en los demás antes que en sí mismos, que sienta remordimiento cuando dice la palabra "odio", que piense en disfrutar por bondad. Cada vez encuentras menos así. Repugnante.
Entonces, si tú no eres así y todo te da tanto asco, ¿qué haces en este mundo? ¿Cuál es tu misión para con él? No quieres criar unos hijos que tengan que vivir en esta sociedad, te parece no sólo injusto, sino hasta cruel. Te vas hacia el compartimento del maquinista y le pides que pare.
Te quieres bajar del mundo.
Hoy es uno de esos días en los que te quieres bajar del mundo. Ves el telediario y sólo dan noticias de cómo vamos de mal en peor, que la gente sigue muriendo mientras tú comes un pedazo de pan mojado en yema de huevo, que la economía se va por el abrevadero, que hay un caso de corrupción detrás de otro. Y piensas <<Que asco me da el dinero>>. Que la gente sólo se mueva por el asqueroso dinero. Tener más y más, de la forma que sea, restregárselo al resto del mundo, que calculen cada paso en torno a un repugnante billete de papel. Repugnante.
Te sigues queriendo bajar del mundo cuando ves que la sociedad también te da asco. Faltas de respeto por todas partes, desprecios a superiores, ninguna propuesta para arreglar las cosas... Todo hipocresía. Te preguntas cuánta gente quedará que no se atreve a contestar a sus superiores, que está dispuesta a admitir que no se puede sacar un buque a flote solos, que hace falta ayuda; gente que piense en los demás antes que en sí mismos, que sienta remordimiento cuando dice la palabra "odio", que piense en disfrutar por bondad. Cada vez encuentras menos así. Repugnante.
Entonces, si tú no eres así y todo te da tanto asco, ¿qué haces en este mundo? ¿Cuál es tu misión para con él? No quieres criar unos hijos que tengan que vivir en esta sociedad, te parece no sólo injusto, sino hasta cruel. Te vas hacia el compartimento del maquinista y le pides que pare.
Te quieres bajar del mundo.
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