5.23.2012

Cada vez (II)

Nunca olvidaré cómo el sol saliente bañaba su rostro; ella tenía la cabeza echada para atrás, dejando que el pelo le cayese por los hombros y dejando su delicado y blanco cuello al descubierto.

Se reclinó sobre las rocas y cerró los ojos. La única señal de que seguía viva era el leve movimiento ascendente de su pecho con cada respiración. Me pregunté cómo no era capaz de sentir la temperatura que, aunque estaba subiendo, aún era relativamente baja; parecía que todo estaba en su sitio, como cada vez que estábamos juntos; menos mal que eso nunca cambió.

Mientras la observaba me pregunté por qué me habría abandonado; una calurosa mañana de julio, dos años atrás, simplemente se fue. Cuando me levanté, ya no estaba; se había ido. Mi primera reacción fue mirar por la ventana; la vi alejarse con una caja con sus cosas entre las manos, con pasos lentos, arrastrando los pies. Podría haber corrido escaleras abajo y haberla alcanzado con facilidad, pero simplemente, no lo hice. Me quedé observando su caminar hasta que desapareció por la esquina, sin mirar atrás. Se había ido.

Cuando volvió a llamar a mi puerta, tampoco hice preguntas. ¿Para qué? Yo siempre estaría a sus pies, tanto si me necesitaba como si no; y entonces me necesitaba. De todas las personas que conocía, de todas las que habrían estado dispuestas a estar con ella, me buscó a mí. No hizo falta que me lo pidiese textualmente; la ofrecí mis brazos como siempre lo había hecho, y tal y como ella quería. Así sería siempre. O hasta que el tiempo nos lo permitiese.

Cuando el sol hubo terminado de salir, un escalofrío la recorrió la espalda, así que me deslicé para cogerla entre mis brazos y darla calor; se sentó encima y se dejó acunar. No dejamos de hablar en ningún momento, en bajo, sin alzar la voz; recordamos los viejos tiempos: anécdotas entrañables dignas de dos enamorados. ¿Estaba ella enamorada de mí todavía? Sí. Al igual que ella sabía lo que siempre quise decirla, yo sentía en mi interior que me quería.

Aún hoy, un año después, cada vez que me acuerdo de ese día, sonrío mientras lloro.


2 comentarios:

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-C.