5.19.2012

Si no hubiera mañana

La una de la mañana y tú sigues escribiendo; no hay otra posibilidad. Deberías leer, deberías estar con tu madre, deberías acostarte. Pero no lo haces, porque sabes que aún tendrás la oportunidad de hacer eso mañana. Mañana...

Te preguntas qué harías si no hubiera mañana; o al menos, tu subconsciente lo hace, porque tú sigues escribiendo; ya pensarás luego.

Si no hubiera mañana, ¿perdonarías a todos los que te han hecho daño? ¿Te vengarías de los que odias? ¿Quién pasaría bajo tu juicio y quién sería fusilado? Si no hubiera mañana, ¿qué le dirías a la gente que conoces? ¿Qué ultimas palabras les dedicarías, felices, tristes, dulces, amargas? ¿Con qué imagen de ellos te quedarías? Si no hubiera mañana, ¿qué conclusiones sacarías de todo? ¿Cuál sería tu último resumen de la vida, tu última conclusión? ¿Hacia qué Dios mirarías, al cruel o al benevolente?

Si no hubiera mañana, y estas fueran tus últimas horas, no harías absolutamente nada. No moverías ni un sólo músculo por la gente que te ha marcado durante este tiempo, ni para bien ni para mal; no dirías nada especial a los que te rodean, y no te pararías a sacar conclusiones. Que cada uno se saque las suyas propias. Porque si no hubiera mañana, y los que te conocen quieren pensar que les quieres, que les odias, que te han hecho daño o que te han hecho feliz, que lo piensen; que piensen lo que quieran y que mueran en paz, que tú harás lo propio.

No temes a la muerte, sino al dolor, o casi más a la vida; no sabemos qué habrá mañana si vivimos, y tampoco si morimos, sólo sabemos que éso no dolerá. Así que morirás ajena a todo; sentada en la cama con el ordenador, tecleando palabrería para tontos, colocándote las gafas sobre la nariz cuando se bajan y reprimiendo bostezos.

Todo esto si no hubiera mañana...


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