5.24.2012

Poco a poco

Ya ha pasado más de un mes, y sabes que han cambiado muchas cosas; tanto a tu alrededor como en ti misma. La pregunta es ¿para bien o para mal?

Te has pasado un mes vagando de un lado para otro sin saber qué hacer, sin querer hacerlo y sin poder. Sólo rezabas para que pasase el tiempo y te alejase de allí, que te arrastrase lejos de la masacre y del dolor, de los días negros, hasta los de color. Parte de ti no sabía cómo llegar hasta la luz, y otra parte no quería dejar todo aquello atrás; así que te dejabas arrastrar, por un motivo u otro, por el tiempo, paso a paso.

Te has pasado los días mirándote al espejo sin ver nada. Ahora te miras y te vuelves a ver a ti; no el tú de siempre, la auténtica y completa, pero una parte. Vuelves a ver una carcasa que guarda dentro un corazón y un cerebro latentes, venas y arterias por las que corren sangre, y pulmones que respiran oxígeno. Todavía no alcanzas a ver tu alma, esa parte que te ha hecho vivir todo este tiempo, vivir de verdad, a todo color.

Acabas de llegar a casa y ya te has desvestido y merendado. Ahora, si cumplieses la rutina, irías directamente a la cama, para acelerar el tiempo. No lo haces. Enciendes la tele y eres capaz de reírte un poco con lo que echan; cuando te aburres, pones la música y la subes a todo volumen para que te inunde por todas partes, que cale en ti como siempre lo había hecho.

Mientras lo das todo con tu guitarra de aire, pasas frente al espejo y algo te llama la atención. Ahí, al fondo a la izquierda, hay algo nuevo. Te fijas bien y lo analizas; es un haz de luz, pequeño, del tamaño de una bombilla, no muy brillante, pero con aspecto de tener potencial. Te quedas mirándolo unos minutos y jurarías que se ha expandido un poco. Sonríes, vuelves a poner la música y coges tu guitarra de aire.

La luz es tu alma. Está volviendo. Poco a poco.


1 comentario:

Gracias por dedicar tu tiempo en dejarme un mensaje, querido transeúnte.
Atte:
-C.