6.16.2012

Sonrisas inesperadas (II)

Miro por la ventana y le veo; está hablando por teléfono, con su novia, probablemente, y parece que están teniendo una discusión. Estoy segura de que ella no le conoce como le conozco yo. Y aún así, entiendo perfectamente que no se haya fijado en mí más que como en "la vecina de la casa de al lado". Escasos minutos después, parece que ella le cuelga, porque mira el teléfono desconcertado durante unos segundos y luego lo lanza contra la cama. Se lleva las manos a la cabeza y se gira hacia la ventana.

Le saludo con una mano y una sonrisa de compasión; él me devuelve la sonrisa como puede, abre la ventana y se sienta en el alféizar (que forma parte del tejado, más bien). Yo dudo; por fin, hace una señal para que me una a él y maniobro como puedo para no matarme y llegar a su lado. Pretendo ser un poco más torpe de lo normal para que tenga que ayudarme; me toma la mano y pone la otra en mi cintura para empujarme hacia sí.
-¡Salta!, dice, tirando de mí, y de un impulso levanto los pies de mi propio tejado, acabando encima suyo.
Tardo un poco más de lo que debo en retirarme hacia un lado, y me ruborizo cuando él sonríe, a centímetros de mis labios. Por fin nos incorporamos y nos sentamos correctamente, uno al lado del otro, igual que en el parque.

-¿Os habéis peleado?, pregunto, tímidamente. Asiente con la cabeza y me cuenta que él hizo una broma que a su novia no le gustó, y se había molestado. Ha intentado disculparse, pero al parecer ella se toma las cosas muy a pecho. Le pregunto cuál fue la broma que hizo y cuando me la cuenta, no soy capaz de parar de reír. ¡Es buenísima! No sé cómo alguien se puede tomar mal algo así, sobre todo viniendo de él. Pero si no sería capaz de hacer daño a una mosca. Ella no le comprende.

Nos pasamos la noche hablando ahí, en el tejado, mirando las estrellas e imaginando formas en el cielo. Acabamos riéndonos tanto que nos cuesta no caernos del tejado; no sé cómo no se da cuenta de que yo soy quien le hace reír cuando está a punto de llorar, de que yo soy quien e verdad le comprende y le entiende. De que yo soy quien le saca una sonrisa inesperada.


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