6.07.2012

Un paso a la derecha

Un trece dibujado en la mano, vaqueros largos en verano, una camiseta demasiado larga, Converse All Star, bandolera gris, llavero colgado del pantalón... Caminas por la vida con estas pintas, consciente de que no vas con los demás, sino en tu propio mundo. ¿Es tal de fantasía? ¿Son sueños imposibles los que tienes? Puede que sí o puede que no, pero no importa, tú no vas a cambiarlos por nada ni por nadie.

El mundo se está quedando sin tiempo, el reloj sigue corriendo, y mientras los demás se quedan anclados en el pasado y en lo antiguo, tú estás intentando luchar por tirar de ellos hacia la verdad que deben ver. Por supuesto, tú serás, junto con tus compañeros, los que tengáis que limpiar el desorden, puesto que a los culpables se les habrá acabado el tiempo por necios. El mundo no se va a detener ni un segundo por nadie; esa es la única condición que dicta el contrato de la vida. Y los necios no lo entienden, que el tiempo se les acaba, que no pueden mirar a otro lado e ignorar todo lo que pasa a su alrededor. Están viendo a gente morir, y sigue sin importarles, no les importa en absoluto que esto sea lo que tú pienses al respecto. Y que haya un millón de cosas que odies de ellos.

Cada nuevo día precede a una nueva batalla, y mientras los "poderosos" imponen su autoridad, tu te preguntas si, cuando el polvo quede reducido a ceniza, se pondrán al día de lo que realmente están haciendo. Han esperado demasiado tiempo para reaccionar, y ahora tenemos que pagarlo nosotros, y nuestros hijos, y los suyos; uno de tus sueños imposibles es que éstos no miren atrás cuando los necios se hayan ido. Porque al mundo se le acaban las horas, los minutos, los segundos..., nada va a detenerse mientras a nadie le importa lo que ocurra, así que tenéis que encontrar alguna manera de hacerlos reaccionar. No aceptaréis más excusas, porque es otra de las cosas que odiáis acerca de ellos; te preguntas si seguirían sin reaccionar si todos murieran. Con suerte, se les acaba el tiempo.

Tú, mientras tanto, seguirás al ritmo del mundo, con tus virtudes y tus defectos, con tus manías y tus gestos; con un trece en la mano y un llavero con forma de rana colgando del pantalón; con tus Converse y tus camisetas. Al ritmo de todos, en tu propio camino. Un paso a la derecha.


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