Después de un día duro, sentimientos sin definir, secretos sin confesar, ideas sin desarrollar... Por fin has hallado la paz.
Has seguido el mismo procedimiento de siempre, sentarte al piano y componer un poco, dejarte llevar por la música y la armonía, pero una parte de tu cerebro aún se resistía a rendirse a la tranquilidad de la música. Aún tienes demasiadas cosas de las que preocuparte. Molesta e inquieta, has cogido el portátil y has entrado en Internet, buscando otro tipo de distracción. Has vagado un poco por las páginas web usuales, leyendo datos interesante, viendo lo que pone la gente... Nada en especial.
Entonces esa persona especial se ha conectado, y te has puesto a hablar con él; sin decir nada en particular y diciéndolo todo, te has sorprendido a ti misma carcajeándote delante de la pantalla y olvidando todos tus problemas. Nada te haría sentir mejor que conservar este momento para siempre.
Al cabo de un rato, vuelves al piano, y descubres que la inspiración te ha inundado. Esta vez te dejas llevar y lo disfrutas más que nunca, usando acordes que hasta ahora se te habían resistido, aplicando armonías únicas. Agotado, te dejas recostar sobre el teclado y te preguntas qué ha sido diferente esta vez. Casi al instante te das cuenta de que las mejores armonías las sacan los momentos que te dan paz sin buscarla.
Esa es la verdadera armonía que buscas.
Memorias de Idhún está entre tus libros recomendados. ¡Ahora entiendo por qué! En Idhún existe una raza, los celestes, que son capaces de mirar en el corazón de las personas y conocer sus sentimientos.
ResponderEliminar¡¡¡ERES UNA CELESTE!!!