5.27.2012

El doble sentido de la vida

Esta entrada la ha escrito mi buen amigo Víctor A.M, espero que os guste:


Una tarde soleada y aburrida ocurrió algo que me hizo plantearme un aspecto de la vida.
Tratando de hacer algo para que pase el tiempo, entablo una conversación con una gran persona. En el fondo, no se trata de más que de unos dedos tocando la pantalla de un iPad en una determinada combinación, pero lo que eso puede provocar es inimaginable en comparación. Por medio de algo tan insignificante como el contacto de mis dedos con un cristal puedo mover a una persona, puedo hacer que  me odie o hacerla un poco más feliz, y a la inversa, lo que esa persona puede provocar en mí por medio de presionar cuadrados de plástico en un ordenador es… bueno, es privado, pero os aseguro que es totalmente real e intenso.
Esto no es más que un ejemplo, porque toda la vida está construida por este tipo de dualidades. La motivación que siento al chocar ondas de aire contra mis tímpanos en las frecuencias y el ritmo correctos en forma de música. La paz que siento cuando las ondas de luz reflejadas por un bosque frondoso bajo un cielo encapotado que llegan a la retina de mis ojos. En realidad hasta yo mismo no soy más que una compleja unión de conexiones eléctricas… pero a pesar de todo existo. Esto quiere decir que todo es explicable, pero los sentimientos no tienen por qué no ser reales por ello. Sus causas son explicables físicamente, pero no se pueden explicar como tales. Tan sólo debemos darnos cuenta de que la vida está ahí para disfrutarla. ¿Y cómo se disfruta de la vida? Sintiendo. Sintiendo cosas positivas, con sus contrastes negativos. El camino de la ciencia es muy interesante, pero tiene sus límites. La vida no está hecha para analizarla, sino para vivirla. Por ello, yo elijo los sentimientos.
Porque deseo, con todas mis fuerzas, vivir.

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